Mié. Abr 24th, 2024

Ha tardado en llegar, pero finalmente lo ha hecho. Nos referimos al frío. Este año el invierno se ha hecho de rogar más que de costumbre, y muchos ya nos frotábamos las manos pensando que nos íbamos a ahorrar un buen pellizco en la factura de la luz. Pero no, para nuestra desgracia las temperaturas han bajado y toca encender la calefacción o enchufar la estufa, según el aparato que use cada uno.
Pero, como suele suceder en estas situaciones, junto a los problemas siempre aparecen remedios milagrosos dispuestos a a poner remedio a todas nuestras penurias. Además de los típicos consejos sobre el aislamiento de las ventanas o el uso de alfombras que mantengan el calor en las estancias, nos encontramos con auténticos remedios que se nos presentan como verdaderos retos para los manitas de la casa.
Hace tres años, un periodista inglés llamado Dylan Winter nos sorprendió con un vídeo en Youtube en el que explicaba cómo ahorrarse unos euros gracias un invento de lo más peculiar. Desde entonces, la ya conocida como “estufa de los pobres” se ha extendido por la red y cada invierno siempre hay alguien que nos recuerda la existencia de este curioso método. La clave de su éxito reside en un su sencillez, pero sobre todo en su bajo coste. Para montarla sólo necesitamos los siguientes materiales:

         – Dos macetas de barro 
         – Una bandeja metálica 
         – Juego de velas pequeñas

Para que el invento funcione, una de las macetas debe ser más grande que la otra, y tienen que ser de barro para poder acumular la temperatura. La de mayor tamaño deberá tener un agujero en la base por la que saldrá el calor acumulado en su interior. La instalación consta de unos pasos muy sencillos que aquí explicamos:

1. Colocar entre tres y ocho velas sobre la bandeja de metal. Bastarán con las típicas velitas que venden en IKEA en packs de 100. Son baratas y su tamaño es el idóneo para lo que pretendemos.
2. Cubrir las velas con la maceta pequeña apoyándola sobre las bordes de la bandeja. De este modo quedará un espacio por el que circulará el aire, de lo contrario las velas se apagarían por la falta de oxígeno. Si esta maceta contiene algún orificio, habrá que taparlo.
3. Situar la maceta grande cubriendo la más pequeña. En este caso ni necesitaremos una apertura en su base para acumular la salida del calor en un mismo punto.

Como se puede comprobar, el precio de esta peculiar estufa casera es muy bajo comparándolo con las monstruosas facturas que nos pueden llegar después de un invierno haciendo un uso normal de la calefacción ordinaria. Eso sí, este pequeño invento solo será útil si se pretende calentar una habitación de pocos metros cuadrados. Cuanto menor sea la estancia, más se notarán los efectos. En cualquier caso, por probar no se pierde nada, o se pierde muy poco. Hay que tener en cuenta que los efectos no son inmediatos, ya que hay que dar tiempo a que las macetas absorban el calor necesario de las velas.
Y dicho esto, recordar que se está jugando con fuego, literalmente. Así que es necesario tener en cuenta las precauciones pertinentes, no vaya a ser que el invento nos cueste más caro de la cuenta.

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