Casi todos hemos hecho esta manualidad de pequeños, así que, ¿por qué no enseñársela a los enanos de la casa? Es sencilla, entretenida y les permitirá sacar su creatividad a la superficie. Hoy refrescaremos nuestra memoria para elaborar unas originales piezas decorativas: frascos con sales de colores.
Material: frasco de cristal, sal, tizas de colores y folios.
Paso 1. Limpia y seca bien el frasco.
Paso 2. Echa un poco de sal sobre un folio y frótala con una de las tizas para que se vaya tiñendo (la tiza debe estar apoyada en la sal y debes hacer rodar la tiza sobre ella).
Paso 3. Introduce la sal en el frasco, empleando el folio como embudo. Esta opción te permitirá distribuir la cantidad de sal a tu gusto. Puedes hacer un dibujo de líneas rectas o una distribución más libre.
Paso 4. Limpia el papel y cambia de color, repitiendo los pasos 2 y 3 hasta llenar el frasco. Es importante mover el frasco lo menos posible, para evitar que se mezclen los colores, alterando el dibujo. También es importante llenarlo hasta arriba: cuanto menos espacio quede libre, menos probabilidades habrá de que se altere el dibujo.
Paso 5. Cierra el frasco con un tapón y colócalo en el lugar que más te guste.
¿Qué hacer con los folios manchados? Las posibilidades son amplias: los niños pueden hacer un dibujo para rematar la decoración o puedes emplearlos para hacer un cuaderno con papel reciclado.