Es muy probable que tengas una botella de plástico que ya no usas por casa. ¿Por qué no darle uso, convirtiéndola en una original maceta? Es muy fácil y el resultado es una maravilla.
Material: ramitas, tijeras de podar, una botella de plástico (el tamaño dependerá del que quieras que tenga la maceta), hilo de bramante (u otro fuerte y resistente), un clavo, una pinza y barniz (opcional).
Paso 1: cortamos la botella y las ramas a la misma altura de forma que tapen la botella. Pueden lijarse para que, en caso de aplicarles barniz, este penetre mejor.
Paso 2: colocamos todas las ramas formando una hilera en una mesa y las sujetamos colocando un objeto pesado sobre ellas (una tabla de madera, por ejemplo), dejando que asome la mitad de cada rama.
Paso 3: atamos dos hilos al primer palo e ir pasándolos, uno por debajo y otro por arriba, envolviendo cada rama. Al terminar, se deben atar al último palo.
Paso 4: repetimos el paso 4 en el otro extremo de las ramas. El resultado será una especie de alfombra de ramas.
Paso 5: sujetamos el clavo con la pinza, lo calentamos al fuego y hacemos agujeros en la parte inferior de la botella (para que pueda filtrarse el agua).
Paso 6: al igual que en el paso 5, hacemos unos agujeros en el lateral de la botella, a la altura del hilo, para atar las ramas tejidas.
Paso 7: envolvemos la botella con las ramas tejidas y las atamos.
Paso 8: si queremos que las macetas estén al aire libre, es recomendable barnizarlas. Para tenerlas en el interior, basta con encerar las ramas.
Ya solo falta colocar la planta, ¿cuál pondrás?